miércoles, 17 de julio de 2013

Pedagogia del Opromido de Paulo Freire





PEDADOGIA DEL OPRIMIDO DE PAULO FREIRE

Introducción
El presente ensayo tiene como finalidad estudiar una de esas propuestas educativas y pedagógicas que se han dado, en una historia muy cercana por sus raíces latinoamericanas, la de Paulo Reglus Neves Freire. Se tratara de abarcar en estas breves páginas, el trabajo que realizó durante toda su vida Paulo Freire. Se presentara algunas nociones fundamentales que nos permitan hacer una valoración crítica de su obra educativa, que él mismo denominó "Pedagogía del Oprimido", "Pedagogía de la Esperanza" o "Pedagogía de la Liberación". Para entender mejor el planteamiento pedagógico de Freire es necesario abordarlo desde los siguientes puntos: La pedagogía del oprimido donde resalta su método de alfabetización; el diálogo como canal y medio indispensable en el proceso educativo, para llegar a una Pedagogía de la Esperanza, en la cual comienza un camino de conocimiento crítico de la realidad y a asumir posturas frente a ella. La educación liberadora se asienta sobre el criterio del hombre histórico. Los hombres, pues, son praxis. "Praxis que siendo reflexión y acción verdaderamente transformadora de la realidad, es fuente de conocimiento y creación.
Freire convida a los analfabetos a salir de su apatía y del conformismo de su "estilo de vida" en el que siempre han estado inmersos, propiciándoles un desafío en comprender que ellos también son hacedores de cultura. Para tal fin, comienza realizando una valoración del Sistema Educativo presente a la que él denomino Educación Tradicional o como la llamase en sus escritos "Educación Bancaria;  a la cual se opone e imparte la educación que denomina "liberadora" o "problematizadora", que se identifica con lo propio de la conciencia, en este sentido es un acto que afirma la dialogicidad. De esta manera el educador no es sólo el que educa sino a que a la par que educa, es educado en el diálogo con el educando.
En esta obra Freire sustenta una pedagogía humanista – espiritualista. Humanista porque centra en el hombre toda la problemática educativa siendo el objetivo básico de ésta la humanización. Espiritualista porque coloca en el espíritu el sentimiento que impulsa al hombre a auto configurarse, hace perceptible lo espiritual; lo que el hombre habla, escribe, realiza es expresión objetiva de su espíritu. 
Desarrollo
Freire plantea que el problema de la humanización es una preocupación ineludible, pues el hombre en la actualidad se ha deshumanizado. Los hombres se proponen a sí mismos como problema desde el momento en que descubren qué poco saben de sí y se preocupan por saber más. Sobre todo los jóvenes, en torno de qué y cómo están siendo, ponen en tela de juicio la civilización de consumo, la desaparición de la rigidez en las relaciones profesor - alumno y rechazan las viejas órdenes e instituciones establecidas. Plantea también que el hombre es un ser inconcluso y consciente de ello, por ende se encuentra en búsqueda de su humanización, a esto Freire lo denomina “vocación de los hombres”, vocación que consiste en tener el deseo de “ser mas”, vocación afirmada en el ansia de la libertad, de justicia, de lucha de los oprimidos por la recuperación de su humanidad despojada.
Sin embargo el opresor, por medio de la violencia, tiende a deshumanizar al oprimido y distorsionar la vocación de ser mas por la de “ser menos”, negando el ser mas en la injusticia, en la explotación, en la opresión, etc. Esto lleva a que en algún momento los oprimidos se revelen y luchen contra quienes los oprimen, porque la lucha por la liberación sólo es posible porque la deshumanización no es un destino dado, sino resultado de un orden social injusto que genera la violencia de los opresores y consecuentemente el ser menos.
Freire postula que la gran tarea humanista e histórica de los oprimidos es buscar la recuperación de la humanidad tanto de él en situación de oprimido como del opresor. “Sólo el poder que renace de la debilidad de los oprimidos será suficientemente fuerte para liberar a ambos”
Igualmente Freire realiza un análisis y crítica del sistema educativo actual poniendo énfasis en las relaciones educador-educando del mismo. El autor denomina la educación de este sistema como bancaria; donde los educadores son quienes disponen de un caudal de “saber” para transmitir a los educandos, los cuales son considerados como sujetos pasivos, receptivos, dóciles y depositarios. “En vez de comunicarse, el educador hace comunicados y depósitos que los educandos, meras incidencias, reciben pacientemente, memorizan y repiten. (…) el único margen de acción que se ofrece a los educandos el de recibir los depósitos, guardarlos y archivarlos.
 En esta educación “bancaria”, el “saber” o conocimiento es un donativo de aquellos que se califican como sabios de quienes juzgan ignorantes; es decir, el educador siempre será quien sabe, y los educandos quienes no saben. Por lo tanto se niega a la educación y al conocimiento como procesos de búsqueda. Cuanto más ejercitados sean los educandos en el archivo de los depósitos que les son hechos, menos desarrollarán la conciencia crítica de la que resultará luego su inserción en el mundo. Vale decir, entonces, que esta visión “bancaria” de la educación anula el poder creador de los educandos o lo minimiza, estimulando así su ingenuidad y no su criticidad, satisface los intereses de los opresores.
La educación “bancaria” al mantener, como hemos dicho, la ingenuidad de los educandos; logra, dentro de su marco ideológico, adaptarlos al mundo de la opresión.
En este sentido, para contrarrestar la opresión habla sobre la dialogicidad
Por ende, los hombres no se hacen en el silencio, sino en la palabra, en el trabajo, en la acción, en la reflexión. El diálogo implica un encuentro de los hombres para la transformación del mundo, por lo que se convierte en una exigencia existencial.
Para Freire, la palabra tiene dos fases constitutivas indisolubles: acción y reflexión. Ambas en relación dialéctica establecen la praxis del proceso transformador. La reflexión sin acción, se reduce al verbalismo estéril y la acción sin reflexión es activismo. La palabra verdadera es la praxis, porque los hombres deben actuar en el mundo para humanizarlo, transformarlo y liberarlo. Algunas personas que se sienten líderes y acuden a las masas para establecer diálogos con ellos, sin embargo no manifiestan los intereses del pueblo sino los suyos, por lo tanto sólo los adaptan a nueva forma de vida sin que se atienda a sus demandas históricas, sería caer relativamente en el pensamiento ingenuo que se adapta a las condiciones sin que se construya una distinta y apropiada que es lo que demanda el pensamiento crítico; donde se construyan espacios que ofrezcan las oportunidades de superación y liberación a través de la actuación cognitivo.
Es importante establecer diálogo con el pueblo, pero ello implica emplear un lenguaje similar al de las costumbres del individuo para que exista esta interacción es necesario integrarse a la vida del hombre, investigar su lenguaje, su actividad y pensamiento; posteriormente, a través de la educación problematizadora estos elementos se conjugan para generar conocimiento, puesto que los temas de aprendizaje no es necesario acudir a otros espacios ajenos para encontrarlos, éstos se encuentran en la realidad que rodea al individuo, sólo que están envueltos por las "situaciones límite" que los opresores generan, pero se pueden desaparecer por medio de la educación que el maestro problematizador propicie, partiendo de lo general hacia lo particular.
El autor también hace referencia a la antidialogicidad, la cual es propia de las élites dominadoras que prescriben a los dominados y los llevan a adaptarse a la realidad y no a transformarla por la problematización. En esta situación el oprimido lleva dentro la sombra del opresor, y si llegan al poder fácilmente caen en la formación de una nueva burocracia opresora.


Por lo anteriormente mencionado, cabe destacar que la transformación no puede ser hecha por los opresores, sino por los oprimidos, con un liderazgo lúcido que sabe dialogar y hacer de las masas no objetos, sino sujetos de su humanización a través de su praxis. Por tal motivo, Freire hace énfasis en el método de alfabetización que permitirá dejar atrás la manipulación del educando y la domesticación del mismo, por cuanto se trata de algo más que de enseñar a leer y a escribir, es ante todo, concienciar, enseñar a reflexionar y expresar sus vivencias y su situación con el medio, es decir, despertar al analfabeto para que tenga un sentido crítico y reflexivo de su realidad.


Conclusiones



Paulo Freire desde mi punto de vista nos hace reflexionar sobre la posición que debe haber entre el educador y el educando, recalcando que entre ambos debe existir una retroalimentación continua porque en un salón de clases todos estamos sujetos a aprender cosas nuevas, por otra parte al educador se le hace necesario indagar sobre el contexto social, cultural y económico de sus estudiantes para saber cómo llegar a ellos, y darles facilidad en cuanto a situaciones especiales que requieran un poco mas de atención.

La pedagogía liberadora de Paulo Freire prepara a la persona para ser crítico y tomar conciencia de su realidad y desarrollar su personalidad, su pensamiento y actuación sabia e inteligente para enfrentar diferentes situaciones en la vida. Al mismo tiempo nos hace una invitación para no ser oprimidos y permitir que expresemos nuestras ideas, pensamientos para lograr alcanzar las metas propuestas.
      Ing. Raiza Negrón